La boda de Jesús y Yara fue el escenario donde pudimos recrear la más profunda sofisticación andaluza. El evento comenzó por la tarde, cuando aún brilla el sol en el mes de septiembre, y continuó hasta la noche, donde cada detalle de elegancia y diseño fue cobrando relevancia tras dejar atrás una ceremonia cercana, íntima con aires campestres y naturales.
Nuestro equipo de catering fijó la atención en la gastronomía mediterránea, andaluza y malagueña desde el cóctel de aperitivos hasta la cena servida. El preludio: una carpa donde predominó el blanco en contraste con el color tierra. Mientras los camareros pasaban los aperitivos los invitados tenían bebidas para elegir con cuál comenzar a festejar.
Los novios eligieron el color gris para armonizar con distinción el cortijo andaluz Finca Los Ortejones en plena Costa del Sol donde tuvo lugar la celebración. Entre el destellante albero y la tenue luz no se abandonó la magia de la naturaleza verde.
La clave del diseño estuvo en aportar la clase sin dejarse llevar por excentricidades, poniendo en valor la naturalidad y la sencillez. Ese estilo fue llevado a la gastronomía por nuestro equipo que presentó un menú que tuvo como plato principal nuestro Carpaccio de Carabineros con Timbal de Tagliatellis Negros de Sepia, Taco de Pulpo a Feira, Pimentón de la Vera y Crujiente de Pimiento del Piquillo con Vinagreta de Huevas de Caviar.
El punto de esplendor culminó en un gran buffet de postres que sorprendió a los invitados. Todo tipo de dulces, junto con nuestros helados semifríos de crema de Pistacho, Frambuesa y Bizcocho Sacher, como el de la foto, acompañaron a una tarta nupcial que combinó el romanticismo clásico con detalles folclóricos y adornos asilvestrados, manteniendo la coquetería y elegancia del evento.
Los grandes centros de mesas sirvieron para convertir en templos piramidales de sabor y gusto los distintos espacios del buffet de postres. Presentado en varias alturas, la variedad de colores fue llamativa. Un recorrido irresistible entre la fruta y la pastelería más refinada. También incluyó una estación de cafés y tés.
La sonrisa radiante de los novios, quienes no dudaron en bailar con garbo bajo la atenta mirada de todos, coincidió plenamente con el deleite de los invitados, envueltos en la máxima potencialidad de lo andaluz más ‘chic’.